Los responsables políticos, los legisladores y los reguladores sudafricanos necesitan un mayor compromiso con el sector de la tecnología financiera antes de que la tecnología de los libros distribuidos pueda incorporarse a los mercados financieros del país, según un nuevo informe del banco central y el Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre Tecnología Financiera.
Un libro de contabilidad distribuido es un registro digital de transacciones y contratos que se mantiene de forma descentralizada en diferentes lugares. Esta tecnología es la base de criptomonedas como Bitcoin y se está experimentando con ella en gran parte del sistema financiero mundial.
Con las reformas legislativas del sistema de pagos en curso en Sudáfrica, es un momento oportuno para considerar cómo tratar las plataformas basadas en el libro mayor distribuido y el uso de la tokenización en los mercados financieros, aunque deben hacerse esfuerzos para garantizar que las normas sean neutrales desde el punto de vista tecnológico, basadas en principios y nacidas de la colaboración, dijeron el Banco de la Reserva y el grupo de trabajo en una declaración el miércoles.
Los dos organismos han completado un proyecto conjunto de prueba de concepto que explora las implicaciones políticas y regulatorias de la innovación impulsada por los registros distribuidos en los mercados financieros.
«Los conocimientos adquiridos a través de la exploración práctica deberían conducir a una mayor claridad normativa -tanto para los innovadores como para los reguladores- y deberían redundar en el interés general de garantizar la igualdad de condiciones para todos los participantes en el mercado», dijo el gobernador Lesetja Kganyago en un discurso en línea.
Los reguladores deben actuar con cautela a la hora de considerar los desarrollos antes de modificar las normas y deben ser «plenamente conscientes» de que las entidades reguladas necesitan claridad para comprometerse con los mercados de libros distribuidos, dijo.
En el marco del experimento bautizado como Proyecto Khoka 2, el banco central y el grupo de trabajo emitieron, compensaron y liquidaron obligaciones utilizando la tecnología de los registros distribuidos y el dinero tokenizado para informar sobre las reflexiones políticas y regulatorias.
El grupo de trabajo incluía la Bolsa de Johannesburgo y los cuatro principales bancos de Sudáfrica: Absa Group Ltd., FirstRand Bank Ltd., Nedbank Group Ltd. y Standard Bank Group Ltd.
Según el banco central y el grupo de trabajo, para que funcione un sistema financiero basado en la tecnología del libro distribuido se necesitan nuevas capacidades en todos los actores y habrá que integrar las nuevas plataformas con los sistemas heredados.
Los costes de este cambio -que deberían ser asumidos por todos los agentes del mercado- tendrán que compensarse con los posibles beneficios. También habrá que establecer nuevas normas, mejores prácticas y un ecosistema de apoyo.
«Una transición a un sistema basado en DLT requiere una cuidadosa planificación y ejecución y puede implicar el funcionamiento de un sistema basado en DLT en paralelo al sistema existente durante un tiempo, tal vez indefinidamente», dijeron.
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